Hay múltiples razones por las que una persona se transforma en vegetariana, como la moral, la salud, el medioambiente, las cuestiones familiares, espirituales o bien religiosas, la filosofía y la no aceptación de la carne por el gusto.
La persona que prosigue la dieta vegetariana puede clasificarse conforme el consumo de subproductos animales (huevos y productos lácteos), siendo:
* Ovolactovegetariano: vegetariano que consume huevos, leche y productos lácteos.
* Lactovegetariano: vegetariano que no consume huevos, mas consume leche y productos lácteos.
* Ovovegetariano: vegetariano que no consume leche ni productos lácteos, mas consume huevos.
* Vegetariano estricto: vegetariano que no emplea ningún derivado animal en su nutrición.
Conozca, a continuación, los mitos y verdades sobre la dieta vegetariana:
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Los vegetarianos no engordan.

MITO. Toda nutrición que no está bien planeada y equilibrada puede favorecer el incremento de peso. Por ser restrictiva, la dieta vegetariana hace meditar a la gente que si se adhieren a esa dieta van a adelgazar, mas si aumenta el consumo de comestibles industrializados, ricos en azúcar y grasa, con independencia de la dieta escogida, va a haber incremento de peso. Nada en demasía es saludable, por ende, al transformarse en vegetariano, abuse de las frutas, hortalizas y verduras, prefiera comestibles integrales, haga ejercicios y sostenga una vida activa y sana.
La proteína vegetal es poco efectiva en comparación con la proteína animal.
Cierto. La proteína animal tiene todos y cada uno de los aminoácidos esenciales en la cantidad y calidad recomendadas, al paso que la proteína vegetal puede presentar aminoácidos limitantes. Mas la combinación de comestibles de conjuntos diferentes da todos y cada uno de los aminoácidos en grandes cantidades. Las leguminosas presentan la metionina como aminoácido limitante y los cereales presentan deficiencia de lisina, mas la combinación de los dos conjuntos complementa la deficiencia del otro, uno de los mayores ejemplos de este caso es el arroz con judías. La ingestión de aminoácidos esenciales puede alcanzarse reposadamente usando solamente proteínas vegetales o bien una combinación de ellas con las fuentes animales (huevo, leche y queso). Además de esto, ciertos granos – como la quínoa y el amaranto -dan todos y cada uno de los aminoácidos presentes en los comestibles de origen animal, con lo que pueden considerarse buenos sustitutos.
Los vegetarianos tienen más posibilidades de adquirir deficiencia de hierro.
MITO. El hierro hemo (de origen animal), por la presencia del conjunto hemo, tiene una absorción incesante en el tracto gastrointestinal humano, que fluctúa entre el diez por ciento y el cuarenta por ciento . El hierro no hemo (origen vegetal) conserva una absorción del dos al veinte por ciento. El único factor de inhibición de la absorción del hierro hemo es el calcio. Al no tener el conjunto hemo, el hierro no hemo precisa transformarse a su forma activa para ser absorbido. Mas hay factores que estimulan la absorción de hierro no hemo, como: aminoácidos encontrados en frijoles, vitamina C (aumenta entre tres y cuatro veces La absorción de hierro), vitamina liposoluble de tipo A, betacaroteno y fibras.
Aun en frente de tantos contras equiparado con el hierro hemo, el hierro no hemo puede ser una enorme fuente de hierro para el organismo. Mas hay que tener precaución y seleccionar los comestibles convenientes para fortalecer su absorción con los factores citados previamente.
En la mayor parte de los estudios ha identificado que las personas que optan por una dieta vegetariana muestran una ingesta igual o bien superior a la observada por omnívoros. Los estudios de población asimismo prueban exactamente la misma prevalencia de la anemia por deficiencia de hierro en mujeres vegetarianas y omnívoras.
Los vegetarianos tienen menos posibilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Cierto. La nutrición vegetariana, primordialmente la rigurosa, tiene un consumo reducido de comestibles ricos en grasas sobresaturadas y colesterol. Tiene un mayor consumo de frutas, hortalizas, verduras y cereales completos (ricos en fibras), lo que ayuda a reducir el peligro de desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles, como obesidad, diabetes, hiperlipidemia, hipertensión y ciertos géneros de cáncer. Una dieta rica en grasas sobresaturadas y colesterol aumenta el LDL sanguíneo, incrementando la cantidad de colesterol depositada en los órganos, favoreciendo la obstrucción de arterias y la aparición de trombos, aparte de otras enfermedades cardiovasculares.